No puedo hacer más que pedirte perdón señor! Porque sólo una palabra olvidé y este olvido me llevó a la perdición… Humanidad. La humanidad que dejé de sentir por perseguir una grandeza que no era la nuestra. El amor que confundí y el dolor que ahogué en el consuelo del mañana. Sólo te pido perdón, porque no puedo pedir clemencia; Yo no tuve clemencia con mis hermanos. Te pido perdón por lo que hice y peor aún, por lo que dejé de hacer. Perdón porque mis labios son sucios e impuros, no dignos de pronunciar tu nombre, no dignos de besar tu símbolo.
Cuando solté tu mano? Cuando olvidé nuestro propósito? Ahora lo sé… Te olvidé cuando fue más importante mi tiempo los domingos que la hora que solía dedicarte a ti, ese mismo día cada semana en un templo lleno de esperanza, fe y amigos.
Mi gran tristeza es que hoy, el tirano, el genocida, el dictador, el gran líder no se puede perdonar a sí mismo, no puede ver su pasado sin sentir vergüenza, no puede dormir sin ver los rostros de aquellos que sufrieron por sus ideas. Hoy a pesar de estar encerrado en esta celda pensando en lo que hice mal, sé que no estoy solo; Ahora puedo sentirlo a mi lado, ahora sé que observará mis últimos días y que eso significa que tú no estarás a mi lado. El hedor de la celda me asfixia Señor! Yo sé que él está aquí, yo sé que su presencia jamás se alejará del que fuera su más grande títere. Aléjalo Señor, al menos déjalo oculto entre las sombras hasta el momento que deba tomar mi mano para llevarme con él.
No puedo verlo en la obscuridad, pero puedo sentirlo moverse de un lado a otro, desesperado por mi carne. Puedo olerlo, puedo escucharlo Señor… Y tú, donde estás?
Recuerdo esa mañana… Salí de la iglesia como cada domingo, de mano de mi esposa y mis dos hijas, lleno de orgullo La prensa me preguntó si iría a votar, yo respondí “sí, mi voto cuenta” y gritando añadí “Así como el de todos ustedes”. Fue lo último sensato que dije durante más de 15 años. Dos días después yo estaba en todos los canales de TV, en la radio, los periódicos. Política… Tan sucia que el simple hecho de discutirla causa problemas entre la pueblo, tramposa enfermedad de haraganes y alimento de la sociedad moderna…
Calla tú, el que está en la sombra,! Escucho tu risa y no puedo pensar claramente. Cierra tu pestilente hocico que inunda el ambiente con ese hedor, recuerda que mi tiempo llegó con los míos, así tu tiempo te llegará a ti. Recuerda al gran Gabriel, el vendrá por ti algún día… Así me gusta, silencio!
La gente vitoreó por más de dos noches mi victoria, el cambio debía ser radical, la pobreza erradicada y el hambre inexistente, así lo prometí. Pero el pueblo no entiende de sacrificios, el pueblo se olvida que no soy yo quien hace el cambio, yo sólo lo organizo, el pueblo es quien cambia. El cambio es dolor, el cambio es sacrificio… maldita turba de ignorantes, debí gobernar un país educado… Alguien siempre tiene la culpa, o no? No importa que el juzgado no sea el culpable, lo importate es callar a las masas con sangre, lo que importa es cortar cabezas y alimentar la sed de poder de un pueblo perdido en la ignorancia y el resentimiento.
Sé que te gusta que piense así! Sé que disfrutas desde las sombras escuchando mis pensamientos y sé que mi odio alimenta tu fuerza. Disfrútalo! Una vez que haya entendido lo que pasó, se terminará mi pesar, terminará mi tortura… Volveré a convencerlos a todos, todos serán míos una vez más y gobernaré hasta la muerte!
Recuerdo mi primer discurso. Comenzó como comienzan todos, y terminó como ningún otro haya terminado o terminará, unificando a la nación.
“Queridos hermanos, porque sépanlo, son mi familia. Cada adulto mayor es mi padre, es mi madre. Cada hombre y cada mujer son mis hermanos y mis hermanas. Porque cada uno de nuestros niños son mis hijos e hijas. Hoy les hablo como familia y les digo que vamos a cambiar no solamente como mexicanos sino como seres humanos. Seremos la nación del futuro, el modelo a seguir para europeos y americanos, la meta para africanos y asiáticos. Seremos grandes porque nacimos grandes.”
Me equivoqué… no somos grandes… SOMOS PERFECTOS! Nuestros actos son miserables, nuestras ideas mezquinas y egoístas, nuestro amor es tibio y nuestro lugar lo elegimos en medio. Pero les aseguro que somos perfectos, el Señor no hace nada imperfecto, todo lo que de su mano brota es soló perfección y nada más.
Ahora no ríes mediocre!? Ahora sufres como yo por tus acciones? Sé que justo ahora añoras estar a su lado, sé que en tu soledad intentas recordarlo y sé que no puedes. Ha pasado tanto tiempo no es así? Al menos en eso nos parecemos, ambos lo extrañamos…
Todavía recuerdo cómo inicié el cambio… Los maestros y sus eternos discursos baratos que sólo sirven para deteriorar la tranquilidad social y recordarnos que la mayoría de ellos son políticos frustrados. Los veo como mercaderes de ilusiones vendiéndonos la idea de que ellos engrandecen la nación con sus enseñanzas. Creo que dejé muy en claro lo inútiles que pueden ser...Tantos plantones frente al palacio, tantos días de clases que se perdieron por su avaricia y ambición. Recuerdas el ejército tomando la docencia?
Me tomo dos años preparar soldados para ser maestros, esperaba ansioso el día que el mayor me diera luz verde para sacar de las escuelas a todos y cada uno de ellos. Primaria, secundaria y preparatoria militarizada, las calificaciones subieron hasta punto inimaginable… de la mano con los problemas entre padres y “maestros”. Soldados… no tienen corazón y generalmente no tienen cerebro... debemos admitir que durante este periodo no se perdió ni un sólo día de clases por paro o huelga, frio, lluvia o calor. Todo mexicano menor de edad recibiendo educación obligatoria de 8:00am a 2:00pm. Era hermoso llegar a las escuelas y ver a los jóvenes estudiando, las escuelas en completo silencio, las bibliotecas llenas de estudiantes apurados por terminar tareas. Recuerdas de donde saque los fondos para la construcción de escuelas? De la mismísima cámara de diputados y senadores que me los negaron… Recuero la frase “Si no me lo dan, me lo tomo!” Y les costó la chamba a casi todos. Creo que la más grande de las enfermedades sociales es la política. Ahora se sabe que sólo tres diputados por estado y un senador por estado son suficientes para hacer las cosas. A pesar de los sueldos que daban risa. Ahora nadie quiere ser político. Sabes que fue lo bueno? Surgieron muchos nacionalistas que a pesar del sueldo creyeron en la idea y lo hicieron gustosos. Grandes maestros y pensadores que estaban frustrados en universidades llegaron a tomar esos puestos y vaya que el país creció. Siempre los nacionalistas son útiles en para la nación, un hombre que se interesa más por el país que por el dinero no sirve para otra cosa que no sea el servicio público. Se alimenta de la misma idea y lleva su imaginación y talento al límite. Aquel día, cuando la masa inútil de políticos y oficinistas dejaron los distintos recintos gubernamentales pensé que todo se vendría abajo. Mi vida comenzaba a perder la forma y el temor me consumía. Yo veía por una ventana sonriendo la salida de tanta gente que por tanto tiempo recibió un sueldo y no hacía nada. Retiré a todos los embajadores en países aliados dejando sólo aquellos que estuvieran en países que requirieran de nuestra cercana vigilancia debido a la seguridad nacional. Perdimos el respeto de muchas naciones que nos admiraban, se perdió la confianza que se nos tenía en las Naciones Unidas. Todavia retumba en mis oídos la frase “Una dictadura vive en el patio de la tierra de la libertad”. Pero la idea me alimentaba también a mí..! No necesitaba nada más que mi idea para sentirme aliviado, sabía que al final todo estaría bien… Alguien me dijo “El fin justifica los medios”… yo hoy respondo “lo que no se hace con bondad, no puede terminar bien” ahora lo sé.
Zum! Ligero, sutil, casi imperceptible… La preocupación llega antes que el dolor, los recuerdos invaden las imágenes del cerebro. Cuando abrí los ojos no escuchaba nada, sólo veía el cielo y pensé “No puede estar pasando”. Es molesto que en ese momento sólo quieres tranquilidad, sólo quieres un momento para aclarar las ideas, tomar aire e intentar pararte. Yo vi su rostro con temor y preocupación, yo vi cómo me cargó, el arrepentimiento le daba forma a su rostro torcido casi irreconocible. Yo lo supe, él supo que sabía… Dejó a propósito mi lado izquierdo, el disparo llegó por ahí y de puro milagro se impacto en mi cuello dejándome una herida limpia, la bala entró y salió, como debí hacerlo yo en mi primer sexenio. Ese día me dejo el recuerdo de lo frágiles que somos y lo malo que es hacerse de enemigos. Para fortuna aprendí de eso y lo corregí… Recuerdo las palabras del general mayor “No me pida nada que no tenga una justificación, yo no juego...!” y no jugaba cuando lo dijo, la justificación no tenía que ser verdadera eso lo saben bien todos los políticos, sólo tiene que sonar como si lo fuera. Eso de no estar seguro no es bueno… Tomó sólo 3 noches terminar con años de mugre, el sindicato de maestros pasó a ser sólo una anegdota más que pronto debía ser olvidada. La tormenta que desató este evento me orilló a cortar las principales cabezas de oposición. Algunos, como las ratas salieron antes de que el barco se hundiera, pero mi puño ya alcanzaba el cielo y con fuerza lo dejé caer sobre todo posible detractor a lo largo y ancho del planeta. El gran “Popocatepetl” hacía erupción, sólo que ahora no emanaba lava, sólo emanaba sangre, sangre mexicana que dejaba a los jóvenes sin voceadores, que dejaba esta nación sin pensadores, que dejaba esta nación indefensa ante mi poder y fértil para el cultivo de las nuevas ideas nacionalistas.
Ahora podía terminar con tanto partido político y retirar el patrocinio electoral, tanto tiempo regalándole el dinero a los partidos para que al final se designara con el índice a la rata más servil de la manada, a la rata que mejor acatara las órdenes. Tenía que debilitar a la fuerza política del país y esta era la forma más rápida de debilitarlos. Me sentí como el hombre que suelta a los sabuesos en busca de la caza, al toque de la corneta cabalgaba por todo el país persiguiendo liberales y aplastando con la fuerza militar a cuanto se oponía. Muchas vidas se sacrificaron en la purificación de la nación, pero al final, la corrupción en el gobierno y las autoridades era tan temida que solo los moribundos y los tontos se atrevían a aceptarlo.
Eran tiempos difíciles, pero era bueno estar ahí, yo sabía lo que tenía que hacer, eso era suficiente. Había mucha gente sin empleo y debía hacer algo con el dinero que se recaudaba, así que inicié la apertura de miles de plantas manufactureras en el país con los fondos que tenía. En 5 años recaudamos suficientes fondos para generar empleo para cada mexicano que leyera y escribiera del país. Al “piratear a los principales ingenieros mexicanos de otras fábricas ahora teníamos el conocimiento para hacer lo que quisiéramos, desde ropa, televisores, microondas, herramientas hasta automóviles con la marca federal, lo hacíamos todo! Ahora la federación producía todo lo que el mundo necesitara, dejé el país como No 1 en exportaciones en todo el mundo. Me costó pleitos políticos y económicos con grandes corporaciones por el “copiado” de planos y de “ideas”. Aún así el país fue fuerte y logramos superarlo. Nuestra excelente mano de obra calificada a precio chino nos trajo más industria al país, lo que significaba dinero fresco. Ya no tuvimos que depender de la venta de petróleo y todas las ganancias que esto generó durante los siguientes años se destinó al campo. Tenemos tomates del tamaño de un puño y suficiente maíz para alimentar a toda África. Exportamos todo tipo de frutas y verduras a precios competitivos de excelente calidad. Todo esto trajo problemas con el sindicato del Petróleo, que también mi general de brigada lo negoció como sabe hacerlo. Ahora no estábamos entre los principales países productores de petróleo, pero aseguramos nuestras reservas de gas y petróleo por muchas generaciones. Países de todo el mundo nos pedían petróleo, gas y electricidad negándonos a proporcionarla porque firmé el tratado de ecología con otros países.
Producimos autos y camiones que nosotros no consumimos gracias al metro eléctrico de las grandes urbes, el excelente transporte urbano y foráneo, regresamos a lo básico… El tren! Esta poderosa y generosa empresa creció y transporta con eficiencia y seguridad cualquier embarque manufacturero, gente, ganado incluso al ejército.
Entonces me di cuenta, supe que algo estaba mal, me di cuenta que estaba exterminando mi propia sociedad. La gente no cambiaba, sólo se quejaba y pedía más, no les importaba nada, sólo querían más y mejor. Entonces supe lo que tenía que hacer… más de 400 años de vivir como esclavos, de ser manipulados por medios y gobiernos, la mente y personalidad mexicana no estaba lista para lo que sucedía, no estaba preparada para subir al primer mundo y aceptar los deberes y obligaciones que eso conlleva. Sólo la historia tiene la razón absoluta, si quieres entender tu presente, revisa tu pasado y probablemente también ahí encuentres tu futuro. Pasé tiempo estudiando nuestra historia post-colombina. Una tras otra las derrotas físicas y mentales están registradas, marca imborrables de lo que la colonización nos heredó. Entonces la palabra surgió de entre mis entrañas como lava ardiente, llena de dolor y destrucción… Guerra! Sólo el fuego esteriliza y fuego era lo que necesitaba nuestra sociedad, una destrucción tan vasta que fuera recordada por el mundo como uno de los acontecimientos más negros de la humanidad.
Recuerdo comprar todo aquel equipo con dinero confiscado de drogas, secuestros y demás delitos. Me costó gente valiosa del sistema ejecutivo federal, pero valió la pena. En secreto formamos un ejército digno de combatir en cualquier guerra. Mandamos soldados a prepararse en diferentes conflictos para que estos estuvieran listos en el momento necesario.
Cuando todo estuvo listo aquella mañana de abril, mis ojos tenían el brillo rojizo que decora tus escamas. Ese día sentía tu poder en mi mano, me permitiste hacerlo para poner tus garras una vez más en la sangre de los inocentes. Me permitiste matar y torturar una cultura cuyo único pecado fue la ignorancia de nuestro poder. Abusé de esa gran nación y los condené a vivir como vivimos nosotros durante tanto tiempo. Me convertiste en el colonizador que tanto odio, en el tirano que destruye y juega a ser el justo con la complacencia de aquellos que tiene intenciones de un pedazo de ese papel. Unos querían su territorio, otros su petróleo, otros su comercio, yo solo quería su orgullo y su dignidad.
Nos tomó 4 meses llegar a sus costas, y sólo 2 tomar su capital. Fue demasiado fácil y eso no era bueno, necesitábamos derramar más de nuestra sangre, debíamos dejar los campos teñidos de rojo para probar el sabor del dolor y su consuelo en la victoría. Fue fácil culpar a otra nación de ayudar a nuestro enemigo, convertimos un problema político en una guerra innecesaria. Yo te tenía muy dentro de mí, jugando con mis deseos de grandeza, empujándome hasta mis límites. Entonces despertamos al gigante, ese que siempre está dispuestó a pelear por un lugar en nuestro continente. Que día! nuestro retador discurso y tomar de la botella de vodka y luego escupir el lícor. Qué forma de arriesgar el mundo! Días antes ya tenía negociadó el apoyo de las barras y las estrellas así que miedo era lo único que no sentía, sabía que ese sería un león que yo no tendría que matar. Sin embargo mande a nuestra marina a interceptar los navíos rojos. Entonces, no fue la tierra la que se tiño de rojo, fueron los mares, probé por primera vez el sabor de la derrota, sentí lo que podía pasar si no ganaba. Se convirtió en un ciclo sin fin, salir al balcón y ver el horror que sentía mi gente en sus ojos, luego otro discurso y regresaba el valor y coraje a ellos. Ánimos que solo duraban un par de días o hasta que se dieran las cifras de bajas de nuestro ejército. No preví la duración del conflicto, no preví que me traicionarían, no vi venir a ese grupo de sanguijuelas que sólo quieren poder sin importarles la nación… A mi si me importa la nación!
Y aquí estoy, genocida, tirano, asesino… Pero al final se logro el cometido, el dolor de madres y padres, de hermanos e hijos hicieron que la gente cambiara rápidamente de personalidad. Ahora se apoyan, ahora la nación es más grande que el dinero. Ahora saben que pasé lo que pasé siempre se tendrán los unos a los otros.
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